¿Cómo surgió la oportunidad de asesorar sobre robots en la película Autómata del director Gabe Ibáñez?
Fue totalmente casual. En mi grupo de amistades tengo la gran suerte de tener personajes relevantes del mundo de la cultura, del cine, del teatro y resultó que Gabe estaba empezando su proyecto de Autómata y trabajaba con la actriz Elena Anaya, amiga mía. Elena le habló a Gabe de mí e hicimos un encuentro, donde hablamos largo y tendido, y le parecí adecuada para realizar la asesoría científica del proyecto. A raíz de ahí empezamos a trabajar. El guión de la película ya estaba decidido pero había algunos detalles en los diálogos a los que le faltaba rigor, pese a que era ciencia ficción. Le propuse varias opciones, y pudimos dejar reflejado gran parte de esa aportación.
Haber participado en esta película te dio visibilidad en los medios de comunicación que se interesaron en el hecho de que una mujer hubiera asesorado en robótica. ¿Cómo capitalizaste esta oportunidad? ¿Significó un hito en tu carrera?
A partir de ahí la prensa se mostró muy interesada en la película por un lado, y sí le llamó la atención que una chica realizara esta tarea. Se unieron esas dos cosas y entonces empecé a ir con Gabe a algunas rondas y entrevistas de radio y tv, y empezó un periplo de divulgación. Y ahora la divulgación científica se ha hecho como una parte de mi desarrollo profesional, le dedico mucho tiempo a eso. Acabo de empezar un programa de radio en Ondacero de divulgación de la ciencia donde vamos a hacer una serie de clases magistrales para que el oyente pierda los miedos a los robots.