Por Joaquín Maquieira Alonzo
Amenaza Roboto, 04.05.21
¿Tienen mail? Cada uno de sus mensajes se almacena en servidores de Google, Microsoft, o del proveedor de su empresa. ¿Usan Twitter? Amazon Web Services (AWS) le brinda almacenamiento, capacidad de cómputo y entrega de contenidos a la empresa de Jack Dorsey, mientras que Google Cloud le ofrece sus herramientas de análisis de datos. ¿Miran Netflix? AWS se asegura de que cada serie y película esté alojada lo más cerca posible de los clientes, reduciendo la latencia y aumentando la seguridad de los contenidos. ¿Navegan por la web? AWS y Google Cloud almacenan más del 30% de los principales mil sitios web, mientras que su competidor GoDaddy no alcanza el 1%. ¿Hacen compras online? Mercado Libre es cliente de Amazon y utiliza varios servicios de AWS para almacenar y analizar datos con el objetivo de mejorar la experiencia del usuario.
Si bien lo anterior es cierto, la nube se trata de mucho más que proveer almacenamiento de datos, ya sean mensajes, películas o páginas web. Con la nube, varias empresas rentan capacidad de cómputo en la forma de
Infrastructure as a Service (
IaaS). Es decir, en vez de comprar varias computadoras potentes y mantenerlas actualizadas y seguras en las oficinas de la empresa (
on premise), pagan solamente por la cantidad y tiempo de uso de servidores en un centro de datos. Es la economía de escala llevada al consumo de computadoras.
Esto es especialmente relevante para empresas cuyo flujo de clientes varía bruscamente durante un año. Por ejemplo, una juguetería seguramente precise mayor capacidad de cómputo en vísperas de navidad que en el resto del año. Tener computadoras potentes todo el año solo para poder responder en diciembre sería un despilfarro. La nube permite atender la elasticidad de esta demanda y ahorrar costos, sin la necesidad de poseer expertos en IT dentro de tu equipo de trabajo.