El consorcio Google-Apple
En mayo
Google y
Apple se unieron para lanzar la primera versión de la
API de su sistema de notificación de contacto.
Aguerre marca una diferencia importante entre los desarrollos de aplicaciones locales y las denominadas APIs (interfaces de programación de aplicaciones) que funcionan conectadas a las aplicaciones oficiales de los gobiernos, como el caso del consorcio Google-Apple que acaba de anunciar su alianza con el gobierno uruguayo. "Google y Apple no ofrecen su API a ninguna autoridad que tenga un nivel menor al estadual. Están marcando una cancha. Hay que ver qué rol cumplen los sistemas nacionales de salud, versus los sistemas descentralizados", apunta Aguerre.
La tecnología de la API no accede a los contenidos de los celulares, donde está la información más sensible, sino únicamente a metadatos. Pero, operan varios niveles de identificación: uno que es el de la API Apple-Google donde no existe un acceso al individuo que usa ese celular, y otro, que es el sistema que operan las autoridades sanitarias que sí deben identificar a la persona. "La API de Google y Apple solo se justifica en términos de política pública, si se usa de forma integrada con los sistemas de salud nacionales. Esta tecnología tiene sentido siempre y cuando permita la identificación del sujeto contagiado y los posibles contactos afectados. Solo el control numérico de los expuestos no es información valiosa para que la autoridad de salud pueda contener la enfermedad", afirma Aguerre.
La experta señala que la tecnología de Google y Apple "es muy robusta en términos de anonimización de datos" y otorga mayores garantías frente a ciberataques. Aguerre sostiene que los Estados que hacen alianzas con este consorcio, reflejan sentir un respaldo: "Alguna parte de la sociedad civil de la región acompaña ese sentimiento porque hay otro actor que tiene un estándar de rendición de cuentas diferente a la que puede tener un Estado con una ONG con la que hay una relación de combate. No es la situación de Uruguay como ecosistema pero sí la de otros países".
No obstante, Aguerre se plantea algunas dudas: "No sabemos qué pasa una vez que el gobierno toma la información y se identifica a la persona. Eso hoy no está claro. Hay un riesgo muy grande de un manejo poco transparente y sobre todo, que sea para otros fines. El consorcio no está haciendo público los acuerdos que tiene con los gobiernos. Lo que se sabe es porque los propios gobiernos lo han querido manifestar. Ellos no hacen acuerdos con el usuario final sino con el Estado".